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Concurs de Relats Eròtics

Estrenem novembre, confinats durant el cap de setmana, amb un relat que ens situa en un moment de restriccions i ganes de contacte.

L’Evelyn Martinez no deixa lloc a dubtes

amb un relat eròtic ben explícit!


Llovía….hacía días que no veía el sol ni sentía calor humano alguno.

La sensación de calor más próxima era los eternos vídeos que consumía y las video llamadas que realizaba y gestionaba desde su despacho.

¡Su situación lo requería!

Cómo trabajadora del sexo no podía escoger un horario, un día, una pausa, un estado de salud.

Anna gestionaba su deseo mediante su única realidad que no fuera trabajo. 

Él.

 J. era su realidad, su placer, su ambiguo devenir del sexo real. Del sexo sin copago.

Entonces escuchó una voz. Venía del patio interior…

Alguien le llamaba a voz en grito. Llenándose la boca. A pleno pulmón.

- ¡Anna, Anna! 

- ¡Soy yo! 

- Ábreme. Vengo por lo de tus mareos.

Era J.

 Había eludido el confinamiento con su estatus de técnico de emergencias.

Acudió a su domicilio con una clara excitación. Su bragueta así lo demostraba.

 Anna estaba empapada. Caminó desde el balcón a la puerta de entrada. Abrió y allí estaba él.

Su respiración se aceleró, sus pezones se marcaban bajo su camisa húmeda y su acelerada respiración hacía que sus pechos rebotaran en su propio cuerpo.

Él se paralizó al verla. Su estrecho tanga negro fue lo primero que apreció, haciendo que su bragueta se ajustara aún más a su pantalón.

No hizo falta hablar. La puerta se cerró y sus ropas cayeron al suelo.

No había censura, trabajo, ni tiempo……todo era deseo. Jadeos continuos de excitación.

Ella le empujó hacía la puerta de entrada, se agachó y cogió su miembro con ambas manos. 

Su boca salivaba cómo un bebé frente a un biberón.

Él respondió a su estímulo. Y toda su sangre se concentró en su entrepierna, haciendo de su miembro un duro, plácido y viscoso regalo para el paladar de Anna.

Lo chupó, lo chupó cual bebé a su almuerzo. Hasta derramar sobre sus pechos su esencia y su ser.

Estaba caliente y viscoso. Cómo a ella le gustaba. Se restregó su ser. Y entonces fue J. quién bebió de su propia esencia.

Chupo sus pechos. Bajó a su ombligo, su barriga, a su sexo ……Su lengua enloquecía ante la humedad de ella. 

Tirados en el suelo de la entrada, ella abría sus piernas de antigua gimnasta infantil y él entrelazaba su torso con su cuerpo. Y su lengua con su clítoris.

Anna gemía de placer, gritaba su nombre. Pedía más……

Finalmente se corrió. Dejo su flujo en los labios de J. mientras J. se tocaba y emprendía de nuevo su embestida hacía el cuerpo de Anna.

La volteó en el suelo. La puso de espaldas. Y sujetando su cuerpo la penetró.

A cada embestida le acompañaba un suave y certero azote.

Azotes de ligera sumisión y de inmenso placer para Anna.

 Volvió a gemir. Pedía más. Pedía seguir y finalmente lo logró.

Ambos llegaron juntos. Se vinieron de placer en el último azote.

Se tendieron en el suelo y se dejaron tocar. Se acariciaron el pelo, los labios. E incluso se besaron apasionadamente, cómo nunca lo habían hecho antes.

Siguieron tocándose para proseguir…caminando hacía el sofá…..


Fueron horas de placer, de cuarentena bien llevada.

De pasión y deseo sexual.

Sin amor, sin recelo, sin sentimiento.

Sexo casual.

“Reparación de cuarentena………”

Nyleve2020